Así como tener una mascota en casa requiere de cuidados, así también tener plantas implica ciertos cuidados para mantenerlas sanas y bellas.
El cuidado de una planta no es tan complicado como algunas veces se cree, solo necesitas seguir estos prácticos consejos y verás como los resultados son sorprendentes.
Luz:
Las plantas deben recibir una cantidad adecuada de luz al día. La mayoría de las plantas requieren luz brillante, pero eso no unifica que los rayos del sol deban caer directamente a la planta. Lo aconsejable es acomodar las plantas de acuerdo a los requerimientos de luz de cada una, pues hay plantas para sombra y otras para luz.
Agua:
Riega regularmente, sin excederte. Regar las plantas ayuda en su crecimiento y a mantenerlas sanas, para protegerse de enfermedades y daños provocados por insectos.Cuando se está trasplantando, el riego debe ser minuciosamente, para permitir que la planta se seque. Una vez trasplantada, deberá regarse nuevamente. Para áreas grandes, quizá necesites utilizar un rociador. Lo ideal es regar las plantas por la mañana o por la tarde, cuando los rayos del sol no son tan intensos.
Fertilización:
Como todos los seres vivos, las plantas deben recibir nutrimentos para sobrevivir. Además de luz y agua, se necesita de una dieta regular de minerales y otros elementos; aún cuando la tierra esté en muy buenas condiciones. Pasto, flores, árboles e incluso la maleza compiten por absorber los nutrimentos. Al aplicar regularmente algún tipo de fertilizante especial, estás abasteciendo de nuevo esos nutrimentos, y así las plantas pueden seguir creciendo y produciendo follaje, flores y frutos.
Control de plagas:
Es importante revisar regularmente las plantas para evitar que surjan y proliferen malas hierbas, insectos, animales y enfermedades. Estas revisiones permiten detectar a tiempo cualquier problema de plaga y combatirla oportunamente. Es preferible utilizar pesticidas no contaminantes. Los parásitos irán matando nuestras plantas poco a poco. Nos daremos cuenta de su presencia si encontramos manchas en las hojas, o están deprimidas, recortadas y más débiles. Para quitar los parásitos debemos colocar algunos fósforos clavados cabeza abajo dentro de la maceta. ¿Por qué? El azufre que contienen los fósforos irá destruyendo los molestos parásitos sin provocarle ningún daño a nuestro vegetal. Mejorar sus nutrientes A veces las plantas lucen tristes, como si le faltaran vitaminas. En tal caso podemos reforzar la tierra con abono, y no hace falta que lo compremos en el vivero, podemos fabricarlo nosotros mismos mezclando en un recipiente hojas caídas de árboles, césped, café molido usado, tierra y un poco de agua. Esto lo colocaremos sobre la maceta o con la tierra del jardín. Además, podemos introducir un par de clavos de hierro oxidados en la maceta. Para el caso de plantas que posean flores, unas gotitas de aceite de oliva cerca del tallo, donde se hunde en la tierra, serán muy buenos y mejorarán su aspecto. Curar tallos heridos o cortados Si el tallo o parte de la planta presenta algún corte o rasguño, debemos actuar de la siguiente manera. Tomamos un poco de cera caliente (si es de abejas mejor, de lo contrario una vela también puede servir) y con un pincel cubrimos la zona herida. Al endurecerse la cera creara una capa protectora que evitará que el tallo pierda agua por el corte, conservando la humedad. Espantar insectos Los insectos pueden ser mortales para nuestras plantas, o al menos las dañan lo suficiente como para quitarles su color verde característico. Para repeler a los insectos podemos colocar hierbas aromáticas como jazmín, lavanda, sauco, perejil, orégano o albahaca. Quitar pulgones Los pulgones son insectos muy dañinos ya que absorben la savia e impide el crecimiento de las plantas. Para lograr que estos molestos bichos no se posen mas sobre nuestro jardín, es suficiente con un chorro de agua con jabón para que caigan al suelo. Aún así, cuando la plaga ya es preocupante, se puede recurrir a elementos más drásticos que se pueden comprar en floristerías, tiendas de jardinería y viveros. Otra opción es crear un insecticida natural con las hojas de plantas que no son alimento de estos bichos, como por ejemplo los crisantemos, el anís, el cilandro o las caléndulas. Para ello se cocinan las hojas de estas especies vegetales y con esto tendremos venenos naturales. Limpiar las plantas Para que su aspecto se mantenga siempre vivo, podemos limpiar e higienizar las plantas de forma cotidiana. Primero hay que quitar el polvo de las hojas, y luego pasar un trapo o una esponja humedecida en agua a temperatura ambiente y secar con un trapo limpio y seco. También se suele llevar a cabo este procedimiento usando un poco de cerveza mezclada con el agua. Otra alternativa muy beneficiosa es sacarlas afuera los días de lluvia durante unas horas y quedarán como nuevas (cuidado de que no sea una lluvia muy fuerte, en el caso de las plantas con flores y hojas delicadas).
Si las hojas de las plantas presentan pelusas pequeñas, no se deben limpiar con esponja o un trapo, ya que retiraríamos la pelusa que cumple una función protectora en la planta. En ese caso lo mejor es retirar el polvo con un pincel muy suave.Si la planta está en plena floración, no debemos tocar las flores. Ni siquiera pulverizarlas con agua, ya que en esta etapa son muy vulnerables y delicadas.